El fuerte sismo de magnitud 7 en la escala de Richter que causó una catástrofe el viernes en Turquía y Grecia dejó un saldo de, al menos, 27 muertos. Los heridos, hasta el momento son 800 y continúan las tareas de rescate.
El terremoto se produjo en en el Mar Egeo, al sudoeste de Izmir, tercera ciudad de Turquía, y cerca de la isla griega de Samos. El movimiento se sintió hasta en Estambul y Atenas.
La magnitud del fenómeno, que se produjo a una decena de kilómetros de profundidad, fue evaluada por el Instituto Geofísico de Estados Unidos (USGS) en 7, y en 6,8 por las autoridades turcas.
Con el paso de las horas y el avance de las tareas de los rescatistas, aumentó el número de víctimas fatales y de heridos a causa de los destrozos. De las 27 muertes confirmadas, 20 se produjeron en la provincia turca de Esmirna, mientras que entre ese país y Grecia reportaron unos 800 heridos, además de importantes daños materiales, con derrumbes de edificios incluidos.
El sismo se produjo a las 14:51, hora de Turquía, a unos 17 kilómetros de Seferihisar y a unos 10 kilómetros de las costas de Samos. Causó un pequeño tsunami que inundó la ciudad costera de Seferihisar, según informó el sitio RTVE.
La duración fue prolongada y tuvo por lo menos seis réplicas, “se registró a las 11H51 GMT y su epicentro se ubicó a 19 km de Samos y a 2 km de profundidad”, según un comunicado del observatorio griego de sismología.
Ambos países están situados en una de las zonas sísmicas más activas del mundo. En Turquía, en los últimos años, además del terremoto de 1999, en 2011, un movimiento de 7,1 en la provincia de Van dejó más de 600 muertos. En enero de este año, uno de 6,7 dejó unos 40 muertos en la provincia de Elazig (este). En Grecia, el último antecedente similar tuvo lugar en julio de 2017 en la isla de Cos, en el archipiélago del Dodecaneso, y causó dos fallecidos.