La paz de una ciudad pequeña como Laboulaye se vio convulsionada.
Joaquín Sperani, el adolescente de 14 años asesinado por un amigo. Los chicos mantenían una sólida amistad, pasaban mucho tiempo juntos y sus padres se conocían.
“Yo lo maté a Joaquín”, confesó el sospechoso ayer después de que unos primos encontraran el cuerpo de la víctima en una casa abandonada a 100 metros de la escuela donde estudiaban. Abajo, en la sede de la fiscalía, estaba Martín Sperani, el padre del chico muerto.
“Todavía no caigo. Nos juntamos en casa, andábamos juntos por todos lados con los padres y con él y me hace una cosa así”, dijo Sperani al canal Crónica TV.
Su hijo murió, según las marcas halladas en el cuerpo, por un golpe contundente en la cabeza. La policía secuestró un fierro y unos ladrillos que estaban al lado. El victimario tiene 13 años
Un primer informe de la autopsia determinó que la víctima no llegó a defenderse. Tenía golpes en la cabeza y el primer golpe habría sido por atrás.
El supuesto autor del crimen no puede ser sometido a proceso penal debido a que es menor de 16 años. El caso pasará a un juzgado penal juvenil para que continúe con la causa y pueda desentrañar qué pasó.
“Fue desgarrante para mí y mi señora. Fue el momento en que declaró y dijo: ‘Sí, yo lo maté a Joaquín’”, afirmó el padre de la víctima.
Su madre debió ser internada ayer por la tarde por una crisis nerviosa que tuvo después de que encontraran a su hijo muerto. “Es un psicópata, fue toda la vida amigo de Joaquín”, dijo la mujer sobre el asesino de su hijo en declaración a LN+.
Los dos chicos estudiaban en el Instituto Provincial de Enseñanza Media (Ipem) 278 Malvinas Argentinas. Cursaban tercer año.
El jueves pasado fue la última vez que Joaquín fue visto con vida. La bicicleta quedó en la escuela, pero él no entró a clase.
Una filmación de una cámara de seguridad captó a la víctima y al sospechoso del crimen caminando juntos. La denuncia por la desaparición del adolescente fue hecha por su madre la noche del jueves.
El detenido, quien tenía el teléfono móvil de la víctima, desorientó a los investigaores policiales desde el primer momento. Aportó datos incorrectos de por dónde habían salido de la escuela y hacia dónde habían ido.
Como contó La Nación fue un vecino de esa vivienda el que les recomendó a los primos de Joaquín, que integraban el grupo de autoconvocados coordinados por la policía, que buscaran en esa propiedad. Los jóvenes entraron y encontraron el cuerpo ensangrentado en el piso.