Las elecciones legislativas 2025 dejaron un dato llamativo que encendió las alarmas en todos los espacios políticos: apenas el 66 % de los argentinos habilitados acudió a las urnas. Se trata de uno de los niveles de participación más bajos desde el regreso de la democracia, lo que equivale a más de 12 millones de personas que decidieron no votar.
El dato fue confirmado por la Cámara Nacional Electoral una vez cerrado el escrutinio provisorio. La cifra sorprendió tanto a oficialismo como a oposición, que esperaban una asistencia más cercana al 70 %. Los especialistas advierten que este fenómeno refleja un creciente desapego de la ciudadanía hacia la política tradicional y un malestar social que atraviesa a todo el arco partidario.
En los grandes centros urbanos —principalmente en Buenos Aires, Córdoba y Rosario— la concurrencia fue menor que en elecciones anteriores. Entre las causas, se mencionan la falta de entusiasmo, el descontento económico y la sensación de que los comicios no producirían cambios inmediatos en la vida cotidiana. También incidieron factores logísticos: mal clima en varias provincias y una jornada electoral extensa que desalentó la participación.
La cifra contrasta con la alta asistencia registrada en 2023, cuando la elección presidencial convocó al 77 % del padrón. Desde entonces, la participación fue descendiendo de manera sostenida. En esta oportunidad, el ausentismo se concentró especialmente en los votantes jóvenes, un segmento clave que en otras elecciones había mostrado mayor compromiso.
Tanto el Gobierno como la oposición tomaron nota del fenómeno. Desde el oficialismo señalaron que “la gente eligió expresar su apoyo o su descontento quedándose en casa”, mientras que en la oposición plantearon la necesidad de “reconectar con una sociedad que se siente desencantada”.
Los analistas políticos interpretan este escenario como un llamado de atención para toda la dirigencia. El voto sigue siendo obligatorio, pero la desafección social se consolida como una tendencia preocupante. En paralelo, crece la discusión sobre la necesidad de modernizar el sistema electoral, incorporar tecnologías y fomentar la participación con campañas más cercanas a las nuevas generaciones.
Aunque el dato del ausentismo fue la nota negativa de la jornada, los comicios se desarrollaron con normalidad en todo el país y sin incidentes relevantes. El desafío, de cara a los próximos años, será recuperar la confianza de los votantes y lograr que el compromiso cívico vuelva a fortalecerse como pilar de la democracia argentina


