Finalmente, el Senado italiano aprobó este jueves el proyecto de ley que restringe el acceso a la ciudadanía por derecho de sangre, lo que podría dejar fuera del beneficio a miles de argentinos descendientes de italianos.
Este decreto impulsado por el gobierno de Giorgia Meloni obtuvo 81 votos a favor y 37 en contra, y ahora pasará a la Cámara de Diputados, donde se espera una aprobación sin obstáculos ya que el oficialismo tiene mayoría.
Hasta ahora, cualquier persona podía reclamar la ciudadanía italiana por descendencia, sin límite generacional. La nueva ley propone un corte generacional:
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Solo podrán tramitarla quienes tengan padre o abuelo nacido en Italia.
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Se elimina el derecho automático a transmitir la ciudadanía a los hijos si no se cumplen esos requisitos.
“El derecho a la ciudadanía debe estar basado en un vínculo auténtico con Italia, no solo burocrático”, afirmó el canciller italiano Antonio Tajani, uno de los impulsores del proyecto.
Desde el Ejecutivo italiano consideran que muchos descendientes, especialmente en Argentina y Brasil, solicitaban la ciudadanía solo para obtener los beneficios de un pasaporte europeo. “La nacionalidad no puede ser un instrumento para poder viajar a Miami”, lanzó Tajani tiempo atrás.
La postura oficial apunta a un enfoque más riguroso: “Esta reforma no excluye, sino que responsabiliza. Propone criterios más selectivos y transparentes”.
En Argentina residen cerca de un millón de italianos o descendientes directos, lo que la convierte en uno de los países más impactados por la reforma. Durante décadas, familias argentinas han tramitado la ciudadanía italiana como parte de su herencia cultural, identidad y oportunidad de desarrollo.
Si la Cámara de Diputados aprueba la ley la próxima semana, se cerrará una puerta histórica para muchos argentinos que ya no cumplirán con los nuevos requisitos.