Por Notibaires 
Es el crimen que mantiene en vilo a la Argentina, que arrancó con un silencio inusual y la puerta cerrada desde adentro fueron las primeras señales de que algo no andaba bien. Corrían las 13.30 de este miércoles cuando la empleada doméstica de la familia Seltzer-Leguizamón llegó al departamento de Aguirre al 200, en el barrio porteño de Villa Crespo, sin imaginar lo que estaba por descubrir.
Como lo hacía habitualmente, intentó abrir con su juego de llaves, pero la cerradura no cedía. Estaba trabada desde adentro. Alarmada por la falta de respuesta y el silencio total en la vivienda, logró encontrar la forma de ingresar. Lo que vio la paralizó: los cuatro miembros de la familia para la que trabajaba estaban muertos.
La escena era tremenda. Uno de los adolescentes, de tan solo 15 años, yacía en el living; su hermano, de 12, en la cocina. La madre, Laura Leguizamón (51), estaba en el baño. El padre, Adrián Seltzer (53), apareció sobre la cama, con un cuchillo en la mano. Había sangre en distintos sectores del departamento, pero ningún signo de ingreso forzado.
Todo parecía indicar que la tragedia había ocurrido horas antes, durante la madrugada. La cerradura intacta refuerza la hipótesis de un crimen intrafamiliar, que ahora investiga la División Homicidios de la Policía de la Ciudad.
Lo cierto es que los cuerpos fueron trasladados a la morgue judicial para realizar las autopsias. La causa está en manos del fiscal César Troncoso, a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°5.
Seltzer era operador en el mercado de granos y trabajaba desde hace más de veinte años en una reconocida firma del rubro. Junto a su esposa Laura y sus hijos, vivían en el mismo departamento donde hoy la policía intenta reconstruir los últimos momentos de una familia que terminó en tragedia.