Así fue la primera noche de los rugbiers en la cárcel de Dolores

Los diez rugbiers acusados de matar de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell pasaron su primera noche en la cárcel de Dolores, todos juntos en una misma celda, sin privilegios y «con temor». Esta tarde recibirán a sus padres por primera vez, en un horario de visita especial.

Los imputados fueron alojados en la alcaidía del complejo, cerca de los reclusos «evangélicos», que son los de mejor conducta, pero no tendrán contacto con la población carcelaria para resguardar su integridad y para que puedan llegar en buenas condiciones físicas al juicio. Esto, aclararon fuentes penitenciarias, no se trata de un beneficio: es el mismo tratamiento que se le da a cualquier interno que ingrese sin prisión preventiva.

A pesar del aislamiento, las condiciones ya no son las mismas que los rugbiers tenían cuando estaban detenidos en las comisarías de Gesell y Pinamar. Para algunos de ellos, el cambio se hizo sentir. «Tenían pánico de ingresar y no recordaban datos básicos», comentó una periodista local, Betiana Insaurralde, en diálogo con Nosotros a la Mañana, y detalló: «No se acordaban ni del segundo nombre».

Llamativamente, Máximo Thomsen, el más complicado por el crimen de Fernando, «no era el más nervioso», afirmó Insaurralde. Durante estas primeras horas en la alcaidía, por momentos también se escucharon risas y esta mañana minutos antes de las 8 todo el grupo ya había desayunado con mate y café.

Los rugbiers están ahora controlados las 24 horas. Para esto, reforzaron la seguridad y al menos 30 empleados vigilan a los deportistas por ejemplo para evitar que alguno atente contra su vida. Según trascendió a los medios, desde el Servicio Penitenciario se les ofreció contención psicológica, pero ninguno de ellos aceptó recibirla todavía.

Este mediodía está previsto que los imputados tomen contacto con su abogado, Hugo Tomei, y por la tarde, por primera vez, recibirán la visita de sus padres. El encuentro se llevará a cabo en un salón de uso común y durará aproximadamente tres horas, indicó a C5N, Paola Ataylo, exempleada de la cárcel. Será recién a las 17, cuando termina el horario de visitas del resto de los presos, para evitar que se crucen con ellos.

«La primera vez para los familiares es muy fuerte», sostuvo Ataylo. En ese sentido, detalló que en el penal, a diferencia de lo que sucede en la comisaría, se los requisa íntegramente tanto «en su vestimenta como en su persona». «Es humillante la situación para el que viene de visita», aseguró.

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