La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó sobre un nuevo síntoma que podría denotar la infección por coronavirus: una repentina dificultad para moverse o hablar. Este rasgo se suma a la tos, el dolor de garganta y la fiebre, además de a otras características que pueden variar entre pacientes.
En un informe publicado en el sitio oficial del organismo internacional consta que los síntomas de la infección por el nuevo coronavirus, que deviene en la enfermedad Covid-19, incluyen «la fiebre, la tos seca y el cansancio», pero hay otros «menos frecuentes» que afectan a «algunos pacientes», como los dolores y molestias, la congestión nasal, el dolor de cabeza, la conjuntivitis, el dolor de garganta, la diarrea, la pérdida del gusto o el olfato y las erupciones cutáneas o cambios de color en los dedos de las manos o los pies.
A todos esos síntomas se le sumó la dificultad para hablar o moverse, pero desde la OMS aclararon que cualquiera de estas manifestaciones «suelen ser leves y comienzan gradualmente» y que «algunas de las personas infectadas sólo presentan levisimos».
«Las personas de cualquier edad que tengan fiebre o tos y además respiran con dificultad, sientan dolor u opresión en el pecho o tengan dificultades para hablar o moverse deben solicitar atención médica inmediatamente», establecieron desde el organismo de la Salud que depende de Naciones Unidas.
Mientras tanto, en el último informe de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos consta que ya hay 4.946.175 casos acumulados de Covid-19 en el marco de la pandemia decretada por la OMS el 11 de marzo pasado. De estos pacientes al menos 324.776 murieron y 1.717.407 lograron superar la infección por coronavirus y fueron dados de alta.
¡»La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recuperan de la enfermedad sin necesidad de tratamiento hospitalario. Alrededor de 1 de cada 5 personas que contraen la COVID‑19 acaba presentando un cuadro grave y experimenta dificultades para respirar», sintetizaron desde la OMS, que identificó como grupo de riesgo a las personas mayores y las que padecen afecciones médicas previas como hipertensión arterial, problemas cardíacos o pulmonares, diabetes o cáncer.