El juez federal Federico Villena ordenó su detención, que cumplirá en un hotel donde quedó aislado, por propagar la enfermedad.
Un joven de 29 años fue detenido este domingo al llegar al aeropuerto internacional de Ezeiza desde Miami. Y todo hace indicar que viajó con COVID-19 positivo, sabiendo que estaba contagiado, pero con un certificado que aseguraba que no tenía síntomas, según indicaron fuentes del caso. La directora de Migraciones Florencia Carignano aseguró que el joven se había ido a Estados Unidos a vacunarse.
El protagonista del hecho se llama Santiago Solans Portillo, un licenciado en Comercio Exterior y es dueño de una marca que se dedica a servicios de hidrolavados de casas y edificios. Según la constitución de sus empresas tiene domicilio en Capilla del Señor, aunque en otras bases de datos públicas se indica que reside en la zona de Rincón de Milberg, una localidad ubicada en las islas del partido de Tigre.
Según se sospecha, consiguió un certificado que indicaba que no tenía síntomas de coronavirus. Con eso, pudo abordar el vuelo de American Airlanes AA921 que llegó esta mañana, a las 10.20, desde Estados Unidos. En el avión viajaban 259 personas y 12 tripulantes.
Sin embargo, al pasar los controles, en el aeropuerto detectaron que podía ser un caso sospechoso al hacerle los controles de temperatura: tenía 38 grados de temperatura.
Y fue entonces cuando fue apartado de la fila y comenzó el operativo para saber qué ocurría. La reglamentación es clara: “en ningún caso podrán circular las personas que revisten la condición de ‘caso sospechoso’ o la condición de ‘caso confirmado’ de COVID-19, conforme definiciones establecidas por la autoridad sanitaria nacional, ni quienes deban cumplir aislamiento en los términos del Decreto N° 260/20, su modificatorio y normas complementarias”.
Fue entonces cuando comenzó a buscarse la documentación del pasajero. Según indicaron fuentes del caso, el pasajero subió al avión con un certificado que había expedido un profesional de “Doctor Now” en Florida llamado George Saliba que decía: “Santiago Solans Portillo was examined on this day and did not exhibit signs or symptoms suspicious for COVID-19 and it fits to fly back home (traducido: no tenía síntomas de COVID-19 y se encontraba en condiciones para volar de regreso”, señalaron las fuentes consultadas por Infobae.
Sin embargo, el personal que intervino -Policía de Seguridad Aeroportuaria, Sanidad de Fronteras y la Dirección Nacional de la Migraciones- determinó que en su teléfono tenía un examen anterior. Pertenecía al Centro Medico Nome Healt también de Florida que se había hecho el 30 de abril y en donde se aseguraba que el joven era COVID positivo. “Se embarcó a las 12 de la noche pero desde las 5 de la tarde sabía que era positivo”, indicaron las fuentes.
Según señalaron fuentes del caso, el joven fue derivado a un hotel para que cumpla el aislamiento. Sin embargo, el juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena, que intervino en el caso, dispuso que el pasajero quede detenido allí en el hotel a donde fue remitido: Hotel Cyan de las Américas, ubicado en la calle Libertad 1020, en la Capital Federal. Es decir: entró por la provincia de Buenos Aires y vive allí, pero fue remitido a CABA a permanecer en aislamiento.
Es que se lo acusa de violación al artículo 202 del Código Penal que establece que “será reprimido con reclusión o prisión de tres a quince años, el que propagare una enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas”.
La directora de Migraciones Carignano aseguró en un tweet: “Se fue a vacunar, sabía que tenía Covid y ocultó información para intentar ingresar al país. Ahora está detenido y la pena podría ser de hasta 15 años. Seamos responsables!”
Se trata del mismo caso en el que se encuadraron dos de los primeros hechos más resonantes que se conocieron cuando comenzó la pandemia. El joven de 21 años que se enteró que había contraído coronavirus mientras regresaba de Uruguay -previo paso por Europa- en Buquebus. O el que fue a un joven de 24 años que tras regresar de Estados Unidos incumplió el deber de quedarse en cuarentena obligatoria por 14 días y decidió ir a una fiesta de quince en la que hubo cerca de 100 invitados. Y el marido de su abuela murió de COVID.
Estos dos jóvenes fueron enviados a juicio por haber circulado sabiendo que podían ser portadores de la enfermedad. Pero en este caso, de corroborarse las sospechas, el cuadro legal contra el pasajero que hoy quedó arrestado quedaría aún más comprometido si se acredita que buscó engañar a las autoridades.