Domingo de gloria para el serbio Novak Djokovic que venció al noruego Casper Ruud en la gran Final de Roland Garros en la cancha principal, Philippe-Chatrier, y se coronó campeón en el polvo de ladrillo parisino. Con este título superó a Rafael Nadal con 23 Grand Slams en su carrera.
En un partido con mucha intensidad, el jugador nacido en Belgrado levantó por tercera vez la corona en París, tras derrotar a Casper Ruud, que perdió, 7-6(1), 6-3 y 7-5 en 3 horas y 13 minutos, su segunda final consecutiva en el polvo de ladrillo francés y la tercera de su carrera en Grand Slam. Con esta victoria, el serbio vuelve a ser el número 1 del mundo.
El escandinavo, cuarto del ránking, solo inquietó a Nole en el primer set, pero tras perderlo en el tie break sucumbió a la potencia de su rival. Autor de una temporada irregular, el serbio demostró que en Grand Slam su nivel crece, se quedó el segundo grande del año, tras el Abierto de Australia, encadena 21 triunfos consecutivos en esos torneos donde no pierde desde los cuartos de final de Roland Garros del año pasado frente a Nadal.
A sus 36 años, Djokovic se convierte en el ganador más veterano de Roland Garros, desbancando por 18 días al Nadal del año pasado y a la espera de que el español regrese el año próximo para cerrar su carrera, ningún hombre está y a su altura.
El serbio supera a Nadal en número de grandes, pero también a la alemana Steffi Graf e igualó con la estadounidense Serena Williams. Su último horizonte es la australiana Margaret Court, que consiguió 24 entre 1960 y 1973.
Djokovic entró a su séptima final de Roland Garros de puntillas, sin hacer ruido, casi con miedo a impresionar demasiado con su enorme palmarés, sabedor de que el público de París no le tiene en alta estima y que cualquier signo de soberbia solo podría empeorar la relación.
Dejó que las miradas se fuera a la tribuna donde sonreían estrellas del fútbol, Kylian Mbappé departía con Zlatan Ibrahimovic, Olivier Giroud bromeaba con Benjamin Pavard y la leyenda del fútbol americano Tom Brady alentaba desde el palco del serbio.
Desde el fondo de la cancha dictaba Ruud, moviendo al rival, tratando de amordazar sus armas, jugando con la trigonometría para acallar la potencia del serbio. Pero no llegó a crear inquietud, ni rescató los fantasmas de aquella final de 2021 en Nueva York cuando, camino de su cuarto grande en un mismo año, se asustó ante Medvedev.
